.
.
.
.
.
.
.

Seguidores

lunes, 26 de enero de 2009

Cafelitos

Dejo de centinela al lucero.
Me saluda dos veces.
Por la tarde, Venus.
Al amanecer, se llama agonía.


Una dama de la noche,
al clarear el día,
me regalo una sonrisa,
un "cálido buenos días"
No sé que billete querría.
No tengo el cuerpo para
alérgicas alegrías.
Mi enferma duerme,
complacida.

Te pago un café,con porras.

viernes, 23 de enero de 2009

blanca

A lo lejos hay montañas,
que ayer no estaban.
Vienen blancas.

Traen las palabras,
congeladas.
Versos en la piel del limón.
Un instante agridulce,
una gota que se divide en dos:
bizcocho, reproche amarillo, lágrima.

"-El camino es largo y tú no tienes dinero.
¿Cómo me pagarás?
-Tú ya sabes cómo te pagaré"

pequeñas palabras

Te veo,
vela maría hinchada.
De aire,
de esas brisas que te llaman.
Norte ,
en tú mirada.
Agua, nieve.
Agua, ladera.
Agua, niña.
Agua,nube.
Busca, la música en los números.
Esa dama que me contaba,
que es nota ,en mi melodía.
Sílaba en la palabra.
Sirena en los Sargazos,
sirena enredada.
Madre de anguilas,
otra vez, agua.
Cuaderna rota y vía de agua.
Dueña ya de las palabras.

16 uvas

Ahora, este es el momento.
Un ventana temporal.
Y yo siento;
el alma abierta,
la rueda gira.
Y no he apostado nada,
todo lo he perdido.
Se escapa la arena,
barro en mis bolsillos.
Unir,las manos,soplo.
Avivo la fragua de tu cuerpo.
Atrapo, tus fresas magulladas.
Rasgo y beso ese velo.
Hiervo.
A fuego lento,
en el caldero de los sueños.

fresas blancas

Me acerco a la fragua de tu cuerpo,
sin manos.
Una niebla cubre tu rostro,
un velo que rasgo y beso.
Está hecho de nubes y tiempo.
No huyes,
me desafias.
"Tus fresas magulladas" me llaman,
se entregan.
El caldero donde hierven los sueños
sale a tu encuentro cada día.

Hierro

Con la autoridad que me da haber madrugado, asistir al lento despertar del mundo, con pereza y sin muchas ganas. Con la eterna pregunta que me hago: ¿Cómo puede ser que haga más frío al amanecer ,con la luz, que en la madrugada? Con el lío que es no tener ni idea de qué deseo pediría si me encontrara la lámpara. Escucho un canto de perdiz, lejana. Y la respuesta ,como el eco no deseado, cuando te dan puerta, de un disparo que jode la mañana, que ensucia el aire trasparente y frío. Me hace sentir vivo y querer matar yo a quien así me rompe la armonía de la mañana. Es justicia la que pido. Eso que siempre me dices que no existe, y me rompes el alma. Tú ya lo has vivido todo, y yo aún abro los ojos con una gota de rocío de una alambrada de espino colgada. Serán las lágrimas del hierro por no poder ser otra cosa más hermosa y menos disparatada. No dejas entrar, pero tampoco nadie puede salir de tu "protección". Querida hermana valla, tanta hambre tienes que atrapas pedazos de carne en tus lágrimas.