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Hay conversaciones que nacen, puro azar. Son semillas, que germinan o caen en piedra. Pero las palabras, el tono, la sintonía se queda.
Recuerdo cafés distintos, por la hora, por el momento, por la compañía. Cenas, escuetas, pero tan ricas en otros manjares, que casi se olvida comer. Y algún desayuno con sonrisa, tal vez los menos. La mañana, puñetera, es espejo y reproche. Paseos, por caminos llenos de charcos. Siempre principios. Vino y brindis a futuro. Es un placer seguir viviendo.
¿Será la edad que aquieta? Pero no me confío. Detrás de cualquier curva, de una esquina, ya rota de tanto doblada, espero.
3 comentarios:
Que haya siempre algo, alguien, que esperar. Aunque sea en una curva rota.
(una curva rota... vaya cosas se te ocurren, chaval...;)) )
Abrazo
Vino y brindis a futuro.
Para qué más??
¡Y por que no puede haber una curva rota? aysssssssss
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